Más de 500 años de historia
La actual Iglesia Parroquial, dedicada a la Asunción de la Virgen, cumplió 500 años en 2016. En este artículo haremos un breve repaso por la historia del edificio más emblemático de Bocairent.
Se cree que dónde se encuentra actualmente la Iglesia Parroquial antes estaba el castillo. En el siglo XVI y dado que Bocairent no se encontraba en una zona de frontera, el castillo fue demolido y con las mismas piedras se erigió la Iglesia Parroquial, de estilo gótico.
Su planta gótica, de nave central muy amplia, sin crucero, y capillas entre contrafuertes, es testigo del primitivo templo que, según Martín de Viciana, en su “Crónica de la ínclita y coronada Ciudad de Valencia” “fue consagrada esta Yglesia por el reverendísimo Obispo Lagaria, asistiendo a la consagración el famoso predicador Fray Castañoli de la Orden de Santo Domingo; según parece en el aucto rescebido por Genís Cerdán notario, a 6 de Julio de MDXVI”. Se sabe, además, que en 1597 volvió a ser consagrada por San Juan de Ribera, por haber sido profanado el templo en una pelea en la que se derrama sangre.
Los inicios
El patrón de Bocairent desde la reconquista era el apóstol Santiago. Sin embargo, en la villa se profesaba gran devoción a San Blas obispo y mártir, debido a que los trabajadores del textil se sentían vinculados al Santo por el recuerdo de las cardas que se usaron en Sebaste para martirizar a San Blas, y que se usaban en el trabajo de la lana.
Tanto es así, que cuando se erigieron las ermitas de los portales, junto al Portal Nou se construyó la ermita de San Blas hacia 1587, año en que se estableció la Real Fábrica de Paños. La noticia más antigua que se dispone sobre fiestas dedicadas a San Blas data de 1625, pero se sabe a ciencia cierta que fue nombrado Patrón de Bocairent en 1632. Y, años después de la colocación de la primera piedra de la Capilla de la Comunión en 1665, se erigiría en el Templo Parroquial una capilla dedicada a San Blas hacia 1720.
La Capilla de la Virgen del Rosario se inició en 1665. Gracias a una inscripción en latín, colocada en el muro que hoy queda en el interior del Museo Arqueológico, conocemos el inicio de las obras, que duraron más de 20 años. Dice así la inscripción latina: “A todos nos guarda la protección de María, la Virgen Madre. Se erigió (la capilla) en honor de la mejor de las madres, con gran entusiasmo y devoción de todo el pueblo. No desatiendas nuestras súplicas. Madre: ampara a la gente piadosa. Se inició (la obra) el 4 de febrero de 1665”. La piedra se sacó de la cantera de Rompegales.
En 1651 estaba arraigada la Cofradía de la Virgen del Rosario. La cofradía de la Minerva fue instituida en 1579, tal y como consta en el Libro de la Minerva. Ambas cofradías contribuyeron a las obras. La capilla siempre ha estado presidida por el Sagrario y la Virgen del Rosario. La decoración es de estilo imperio: rocallas, motivos florales, figuras mitológicas… y se realizó bien entrado el siglo XVIII de la mano de José Parreu.
La construcción
La nave central de la Iglesia Parroquial hasta las esculturas de San Pedro y San Juan que tenemos en la actualidad data de primeros de 1700, y es de estilo barroco. Se dispone de los capítulos firmados el 1 de agosto de 1700 entre los electos de la fábrica y los maestros de obra que ejecutaron las obras, todos ellos identificados como residentes en la villa. Se sabe que la junta encargada de la fábrica se constituyó de forma tripartita. Por un lado con el concurso de los oficiales mayores de la villa, el justicia y jefe del Consell, los tres jurados, el mostasaf y un síndico. En segundo lugar, por tres presbíteros en representación del capítulo del clero de la Iglesia Parroquial: mosén Gaspar Marco, doctor en Teología y vicerrector, mosén Lluís Maiques y mosén Pere Francés. Además habría cinco ciudadanos en representación de la Parroquia: Joan Belda, de Tomàs; Joan Belda, de Pere; Dídac Galbis, de Miquel; Joaquim Maiques y Joan Puerto, de Gregori.
Los maestros de la villa que debían ejecutar las obras fueron: maestro Andreu Constant, maestro Josep Vanyó, maestro Vicent Llobregat, maestro Josep Castelló. El proyecto contemplaba la reedificación completa del templo, desde los cimientos. Pronto se unirían otros maestros de la villa: como el cantero Josep Campos, que interviene en el primero de los plazos fijados, que concluyó a principios de 1702 y fue el responsable de la construcción de los elementos de piedra: portaladas principales, rodapiés… A finales de 1704 había terminado el octavo de los plazos. En la puerta lateral se encuentra la inscripción de ese año.
En otoño de 1707 las obras estaban muy avanzadas, cuando Mosén Miquel Santonja toma posesión de uno de los puestos que habían quedado vacantes por la muerte de sus titulares y que no habían podido ser cubiertos dada la situación de guerra (Guerra de Sucesión). El acta de la ceremonia indica que la Iglesia estaba en obras, por lo que tuvo que hacerse en el altar de la capilla de la Virgen del Rosario o de la Comunión.
El terremoto de Montesa
Terminada la guerra, en 1714 las obras continuaron. La decoración barroca de la nave central y la capilla de San Blas fue desarrollada por los hermanos Francisco Vergara “el Viejo” (1681-1753) y Manuel Vergara.
En aquellos años todavía se encontraba de pie el campanario gótico, pero, tras el terremoto de Montesa (29 de marzo y 2 de abril de 1748) quedó muy deteriorado y perdió el cuerpo superior, por lo que fue sustituido por el actual, obra de 1776 del arquitecto Carlos Stagin.
La ampliación
La cabecera del templo (desde las esculturas de San Pedro y San Pablo hasta el Tou de Sant Pere) es fruto de la ampliación realizada entre 1854 y 1860 por el arquitecto Carlos Spain. Ésta es de estilo neoclásico, de acuerdo con el estilo academicista. En esta reforma muy posiblemente se agujerearon los muros de las capillas laterales para hacer los corredores y se colocaron las estatuas de los pilares de la nave central, a imitación de la Iglesia de los Santos Juanes de Valencia.
Si observamos la planta de la Iglesia Parroquial podemos seguir perfectamente este repaso histórico. Los cinco primeros tramos y el primitivo campanario pertenecen a la fase gótica. Responde, sin duda, al tipo de iglesia llamado de Reconquista, caracterizado por la concepción de una sola nave central muy amplia (a diferencia de las estrechas y altas iglesias del gótico tradicional) con capillas abiertas entre los contrafuertes.
Dicho modelo de iglesia tiene una gran difusión en todo el ámbito valenciano, lo que facilitará la adopción del nuevo modelo planteado por Vignola en la iglesia del Gesú. Tras el Concilio de Trento, se potencia un tipo de iglesia que no distraiga la mirada del fiel, y que se centra en la celebración de la Eucaristía en el altar mayor; no como en años anteriores donde se repartía entre las diferentes capillas de gremios y cofradías.
Por último, el tramo final y el altar mayor corresponden a la ampliación del siglo XIX.